viernes, 26 de marzo de 2010

Un habitáculo II.-Parte IV-

-Soy…-
-Julieta.-
-¡No! Octavio.-
-¿Quién habla?-
-Julieta, ¡no!, ¡no!, Octavio.-
-¿De quién es esta boca?-

Somos una misma boca…somos un mismo cuerpo que va cayendo por este gran agujero con forma de ombligo.
De pronto aparece frente al vacío un anciano, una voz masculina…mi padre:

-Octaviojulieta.- exclama.
-¿Qué?-
-Tu nombre…Octaviojulieta.-

No respondo…Sigo cayendo, sigo callando a la vez que la voz desaparece en los abismos del lenguaje, donde éste nunca la alcanzó. El escenario va pintándose de a un color por vez continuamente. Con frecuencia contemplo las extrañas metamorfosis a las que son expuestas todas las cosas a mí alrededor.
El infinito recubre cada acontecer. Lo huelo, lo respiro inconcientemente y tengo un dejavú. Levanto el semblante y me miro pero…descubro que soy solo una sombra. Una pequeña sombra…
Mi tiempo se paraliza en esa oscura eternidad…
Imantado por este colapso de la lógica humana, soy testigo de una llovizna de ventanales mientras contemplo la caída regresiva de un ser humano cuyo cuerpo se hace progresivamente más minúsculo…hasta desaparecer.

-Está loco.- digo.
-¿Quién?- respondo.
-El mundo…el mundo está loco.-

Exhalo. Sigo cayendo, sigo callando. Respiro de nuevo.
Los ventanales se vuelven hormigas y escucho:

-¿Me acompañarías hasta Balvanera? No te puedo decir nada porque le prometí el secreto a…-
-¿A quién?-
-A vos.-
-No me acuerdo.-
-Estás dormido pero…-
-¿Pero?-
-Como no se donde estás, me inventaste una ilusión para poder llegar hasta vos.-

Las voces se funden al silencio más crudo y verdadero.
Exhalo. Sigo cayendo, sigo callando. Exhalo de nuevo. Me resisto a respirar pero es en vano. Una brisa de eternidad ha anidado en mi sombra…
La tormenta alucinatoria no frena. El túnel se vuelve resbaladizo. Ahora es un tobogán con forma de arcoiris por donde sigo cayendo en compañía de nuevas voces:

-Tengo miedo.-
-¿De qué?-
-De caerme.-
-Estamos cayendo. No hay de qué preocuparse. Luego solo resta volver a subir.-

Exhalo esa brisa residual y reclamo:

-Están locos.-
-¿Quiénes?-
-Los otros…los otros están locos.-

De pronto el arcoiris desaparece y me encuentro vagando por la frondosa oscuridad de mi ombligo. No hay luz, tampoco imagen…
Quizá habrá quien contemple desde algún punto remoto la metamorfosis que sufre mi cuerpo. ¡Tan maravillosa!, ¡tan profunda! Ese cuerpo ensombrecido se vuelve más luminoso que la luz que haya apreciad jamás.
El infinito huye de mi luz. Lo huelo, lo respiro inconcientemente y tengo un dejavú. Levanto el semblante y miro a lontananza como esperando que alguien me roce, me tome de la mano o…me despierte; pero nada de eso sucede.
Repentinamente comienza a caer una lluvia de tibias lágrimas que resbalan por la silueta de mi cuerpo y siguen viajando hacia un tiempo lejano. Escucho un diálogo susurrado:

-En fin….ésta es mi casa.-
-Siento haber estado antes acá.-
-¡Tonto!...Todavía estás ahí dentro. Solo que no lo sabés. Quizá cuando te percates de saberlo ya estarás dudando de otras cosas. ¡Despertá! Sos la ilusión que creaste para que pueda llegar donde nunca hubiera imaginado llegar. ¡Despertá! Es solo un sueño…-

Los susurros mueren en los baldíos ininteligibles del lenguaje.
Exhalo. Sigo cayendo, sigo callando. Respiro profundamente, de tal modo que siento poder absorber el universo entero, pero…es solo una equívoca percepción. Del otro lado de este cuerpo neológico, estoy yo…Esa onírica imagen de la cual siempre me creí dueño a pesar de las victorias espumosas que acuñó la realidad. Ese iluso pasajero de subtes fantaseados que saboreaba los momentos sin saber que todo terminaría al despertar…

-Te amo.- me dice.
-Yo también.- respondo.
-¿Quién?-
-Julieta…Julieta te ama.-
-¿Y vos?-
-Tendrías que despertar…-
-No quiero despertar. Nadie dijo que vivir sería un engaño. ¿Despierto y qué? Vuelvo a dormirme sin notarlo. ¿Estoy realmente loco?-
-El loco…el loco está en mi cabeza. ¿Acaso está mal tenerte como ilusión?-
-Soy solo tu ilusión, una ilusión.-
-No seas infeliz…ni vos ni yo podríamos existir por separado…mientras más me engañes y te engañes, más vas a despertar.-

La imagen se disuelve en este lienzo oscuro que viste al infinito. Somos una misma boca…somos un mismo cuerpo que va cayendo por este gran agujero con forma de ombligo.

-¿Estoy realmente loco?- pregunto en voz baja.

De nuevo, aparece frente al vacío un anciano, una voz masculina…mi padre:

-No, hijo…solo necesitás dormir un poco.-
-¿Quién soy?, ¿quién soy?-
-Octavio…-
-¿Y…?-
-Julieta se durmió. Está esperando que vayas a buscarla.-
-¿Solo dormir?, ¿y estarás siempre para recordarme quién soy?-
-Siempre…ahora solo duerme.-

La realidad se evapora…

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