miércoles, 22 de julio de 2009

Un habitáculo.-Parte IV

“¡Bienvenido al mundo!”…y mientras, nos fundimos en un beso sempiterno y diabólico. Se disuelven en mis oídos aquellas palabras a la vez que se esculpe tembloroso un puente semántico incalculable que soy incapaz de surcar de una vez y para siempre…
Por fin lo crucé y otra ves resuena: “¡bienvenido…!”. Pero ya no estás aquí. El tiempo me advierte besándote tan apasionadamente como antaño, pero ya no estás. Entonces te beso y te volvés ceniza. Aun mis artilugios orales se conmueven ante tu creciente inferioridad, me voy condenando a la vigilia que provoca tu esencia y fumo y fumo y fumo…
¡Vaya supremo puente me sostiene! Ni siquiera lo veo… y de ser un nombre inventado, un misterioso alguien esperado en mis sueños te instituye vicio solitario; una marioneta de mis hábitos…no podré tolerarlo, quizá ni hoy ni mañana tampoco y fumo y fumo y fumo(ojala se extravíen todos los indicios de conciencia sobre tu insólita metamorfosis)…
Y sigo fumando…bien sabe mi dios que lo hago con el augurio de una terca y angustiante oscuridad. Mientras te contemplo, los mares embravecidos de este habitáculo se iluminan y empalagan de tu luz. Esa misma que te destruye y te consume a cuentagotas…
Sabrán los peldaños más oscuros de mis culpas el precio irreversible de este Apocalipsis lumínico que me torna ciego de a poco…
Te consumo y me consumo. Nos extinguimos sin un largo preámbulo…
Te apago. Ya no tengo armas. Abro mis ojos…
…Voces se oyen, frases retumban entre estos muros invisibles…y ya no veo.
Tras ese enigma sonoro se oculta algo cotidiano, algo que hasta mi fin voy a desconocer…¿será algo como una súbita comprensión de quienes no ignoran la necesidad de los vicios?, ¿o los susurros ininteligibles de unos imbéciles foráneos que nada saben de las batallas existenciales que a ellos subyacen? Nada de estos interrogantes importa a esta altura.
No hay luz, tampoco imagen. Soy un pac-man desesperado en las raíces opacas de una encrucijada imposible de sortear con la fortuna de la huída. Parpadeo rítmicamente, cierro mis ojos. A veces prefiero cerrarlos. Es más humano mantener algunos enigmas en el tesoro de las sombras que zozobrar irresoluto ante la respuesta de los sentidos…
Me niego a ver pero descubro que ni la negación existe. Aunque así lo quisiera, tampoco podría ver. La inmensa oscuridad me reduce, me encierra, me ahorca…siento que voy desapareciendo pero no sé cómo. No me duele. Pienso que la sensación debe ser análoga a la que llegara a sentir una inoportuna letra cuando comienza a ser desterrada del papel para dar lugar a un vacío mentiroso pronto a llenarse de otra congénere más propicia.
Soy un vicio ínfimo de este magno caníbal. No me veo pero comprendo que me borro. Seré la dulce causa del póstumo silencio. Me destierran de esta realidad…quizá siempre fui solo una letra que el anónimo poeta nunca idolatró…

Un habitáculo.-Parte III-

Me mantengo en silencio…vos también. Te miro y nos veo desnudos. Leo algo que escribí hace mucho tiempo…mucho:

“Me mantengo en silencio…El cigarro, sumiso al castigo fulgurante que le impongo, es la mejor arma que enarbolo en esta lucha contra el ventanal…”

Y leo y tengo un infinito dejavù, de tal modo que no siquiera puedo levantar el semblante y mirarte. ¿Qué me pasa? Te digo en esa condición:

-¿Tenés un cigarro?-
-Sí-me respondés.
-Encendélo-te digo.

Pensaba para mí: “es la mejor arma que enarbolo en esta lucha contra el ventanal…”. Empezaste a fumar y hablabas sin cesar. Me contaste tantas historias como hojas en la otoñal acera. Al fin te pude mirar y te encontré desnuda y callada, lejana y satisfecha, conocida y desconocida. Fumabas lento, iluminando con cada pitada los rincones opacos que nos circundaban y envolvían en el crepúsculo del tic-tac del reloj.
Me decís:

-Una vez fui a la plaza, ¿te acordás esa de las cuatro avenidas?. Y había un tobogán. ¡Hacía tanto tiempo que no veía uno! Y con lo que me gustan. Me subí. Estaba contentísima. ¡Feliz! Me solté desde lo alto y me dejé deslizar sobre la superficie gélida y resbaladiza que me sostenía. Me pasó algo raro…mientras me caía, veía cómo el tobogán comenzaba a desaparecer progresivamente en dirección a mí. Nunca terminé de caer de ese tobogán o caí demasiado bien. Hoy paso, cruzo la plaza y todavía está ahí. Hay muchos chicos divirtiéndose. Pienso que ya no estoy para esas cosas pero, ¡claro!, tengo mucho miedo.-
-Me fascina esa plaza…vamos a sentarnos en uno de esos banquitos que tiene. Podemos fumarnos un pucho, besarnos y si está todavía el tobogán…quiero que te deslices sobre el. Yo te voy a esperar abajo.-te afirmo.
-Tengo miedo.-me respondés.
-¿De qué?-
-“…de este mundo no podemos caernos…”, las ideas caminan sobre nubes ilusorias y el ocaso de los movimientos es el comienzo de la eternidad de una historia que escapa a su esencia de tinta y se convierte en papel.-
-Tenés razón. Pero sí puedo sentir que me estoy cayendo.-
-Es cierto. Solo que en ese momento y, siempre que te acompañe, voy a ser parte del sentimiento que te desborda y no habrá más precipicio porque seré yo el precipicio mismo, será todo alegría ilimitada, una risa carcajeante nublando el cielo de la temporalidad; volviéndose un universo inventado donde solo habrá cordilleras de sublimes palabras y valles de vertiginosa insensatez. Un mundo contradictorio cargado de movimiento, de ilustre devenir.-
-“Seré caída y me acogerás. Seré llanto y me consolarás. Seré yo misma y vos me libertad.”-

Me besás y te beso. Sentimos que caemos, sentimos que volamos pero no lo sabemos…quizá ya no estamos aquí…porque quizá te escuche decir una vez más:”Bienvenido al mundo…”

Un habitáculo- Parte II.

“ ¡Bienvenido al mundo! “…¿Mundo?, ¿acaso estoy soñando? No lo se…
Voces se oyen, frases retumban pero la puerta no cede…teje el armazón robusto del límite a la sonoridad. ¿Existen llantos que expandan la concreción de las agujas y desborden en el desvelo de la incomprensión? ¡Cuántas noches han extrañado la lucidez, cuántas otras han sobornado a la inteligencia para rendir culto a la verdad onírica…!
En fin, ¡estoy encerrado! ¡Encerrado! Y escribo para saber (¿o querer saber?) que estoy despierto porque…algo me pasó al apagar el cigarrillo pero no lo recuerdo…
La puerta esta cerrada, la llave… ¡pero esta puerta no tiene cerraduras!
Grito. Nadie me oye (o nadie que conozca). Porque tampoco sé si hay algo más allá parecido a la voz humana sino, ¿por qué nadie se preocupa?, ¿acaso la compasión es una especie en extinción?, ¿acaso lo reprimido en las cavernas del mundo sea el antídoto para los ojos culposos de los transeúntes desalmados? Pero… ¿qué es el mundo?, ¿y si el mundo es esto?, ¿estas cuatro paredes?, ¿y si el arte concluye en la frondosidad del cenicero, muriendo y renaciendo en el universo incandescente de las cenizas encendidas?...
Prendó un cigarro, enciendo el tiempo que todo lo envuelve y apoyo mi anatomía naufragante sobre las colinas sedosas de la almohada…
Mientras contemplo el incendio del presente, silbo en la oscuridad, escribo poesías que nunca gozarán de la candidez de la tinta…nunca las escribiré más allá de este libro opaco e imaginario gobernado por murciélagos.
Apago el cigarro…
Tengo los ojos bien abiertos pero no hay nada para ver, solo hay lugares sedientos de invención, un mar amorfo donde mis ojos no son más que dos esferas carentes de imágenes…solo hay silencio y confusión.
…Me acordé…algo me pasó al apagar el cigarro:
…Soñé…

“Estoy sentado frente al río. Las gaviotas adornan la modestia de la tarde. Fumo solo. Aunque sé que estoy esperando a alguien…
¿A quién puede estar esperando alguien que ni siquiera sabe quién es?, ¿quién soy?
No sé…me miro pero no me veo. Solo hay césped y ahí la civilización pacífica de las hormigas…
Entonces me dicen: “¡Hola Felipe!”. Saludo con desconfianza.
-¿Nos conocemos?- pregunto.
-¿Estás bien? Soy Jazmín…-

No entiendo lo que pasa pero quiero saber que hago aca.
-Sí, estoy bien…-
-¿Me acompañás hasta…? No te puedo decir nada porque le prometí el secreto a…-
-¿A quién?-
-Sabés a quien… ¡basta de bromas!-entre ademanes inquietos me convenció de ir.

¿Felipe?, ¿así me llamo?...Necesito ver algo que me dé esa certeza. No hay donde buscar. Solo conozco a una persona en este universo y es la misma que censura mi ignorancia y las impertinencias desmedidas.
Tomamos el subte, línea B. Corrientes y Pueyrredon…
¿Cómo llegamos tan rápido a esa intersección cuando hace dos minutos estaba contemplando el río, las gaviotas, el césped y…las hormigas?
Corrientes y Pueyrredon. Bajamos las escaleras. Nos besamos en un pasillo(a decir verdad, me besó sin decir nada, tampoco dije nada). Subimos a bordo y el vehículo comenzó a andar…
En el subte descubrí dos personas idénticas a Jazmín, conversando:

-¡Apurate! Llegás tarde…-decía una.
-¿No encontrás la llave? El no la tiene porque nunca cierra las puertas-respondía la otra.

¿Acaso la semejanza pasa desapercibida?, ¿cuál es el límite entre la certeza pura de la percepción y la espuma de un equívoco?
Pero…era ella. Solo yo me percataba, nadie más que yo.
Estamos en la calle.

-¿Dónde estamos?- interrogo.
Las respuestas se adueñaban del silencio y el enigma se convertía en desasosiego. ¿Qué hacíamos caminando hacia…?
Llegamos a un edificio, subimos en ascensor. Piso 5.
Silencio…silencio.
Al interrumpir la marcha, Jazmín me miró…

-¡Bienvenido al mundo!-me dice riendo.

Caminó sola unos metros y encontró una puerta. Tomó una llave de su bolsillo y la prolongó en la cerradura…

-¡Bienvenido al mundo!-repitió soltando una carcajada…”

Escucho cómo se abre la puerta. Me quedé dormido pensé. Pero... ¿quién abría aquella puerta sin cerradura?
Era Jazmín…

-¿Quién anda ahí?-interrumpe en el silencio.
-Soy yo…Felipe-respondo desconcertado.

Enciende una luz y nos miramos.

-¡Hola Jazmín!-dirigiéndole una cálida sonrisa.
-Perdón, ¿nos conocemos?-
-¿Estás bien?-
-Sí, estoy bien…sería mejor si salimos a caminar un poco.-
-Esa era mi idea. Dame un minuto que me visto y salimos. ¿Me acompañás a fumar un cigarrillo mirando el río y las gaviotas?-
-Claro, sí. Aunque hubiera preferido que sea una sorpresa…-

Me mantengo en silencio…y ella también.

-¿Tenés un cigarro?-pregunto.
-No. Se me terminaron. Ahora compramos.-

Me mantengo en silencio…

Un habitáculo.-Parte I.

Me mantengo en silencio…el cigarro, sumiso al castigo fulgurante que le impongo, es la mejor arma que enarbolo en esta lucha contra el ventanal. Este es mi tiempo. Mis pestañeos, sus segundos. ¿Cuántas voces escucharé al abrir el ventanal del segundo? ¿Qué agujas soportarían esta conjugación inextricable de pretéritos y futuros indefinidos? Responsabilizo mis actos, inhalo el humo despedido…aun mi arma coadyuva la resistencia a la mezcla desconocida del ébano…
Camino y pienso. Pienso y digo para mis adentros: “esta ventana desafiante quizá hoy tenga razón. Si la abro, mi tiempo ya no será el mismo, mis segundos no tendrán forma de ojos ni las cenizas ya serán pasado. Millones de segundos herirán mi mirada y ya no contaré…construiré infinitas historias y seré protagonista. No habrá ya ventanales cerrados. Mi tiempo y el de otro sucumbirán al letargo. La vida sería una inmensa ventana abierta a la recepción del humo de otros cigarros de otras personas que se oponen también a la mezcla…”
Me dirijo al ventanal. Llueve en otros tiempos. Recelo. Tomo el picaporte. Apago el cigarro. Ya no tengo armas. Abro…
…Voces se oyen, frases retumban en estas tres paredes, hablo a nadie…todo se vuelve oscuro y frondoso. Temo. Lloro. ¿Qué hacer ahora?, ¿qué tiempo usar? Todo enmudeció afuera. A lontananza, una melodía recubre la escenografía de esta ignorancia…me resulta algo familiar. ¿Qué me ha pasado?
De repente…un ruido…la puerta se ha cerrado…el tiempo vacila, se ha convertido ahora en un cubo que soy incapaz de mover, pero, ¿por qué?...
¿por qué soy incapaz de gritar, ni siquiera de susurrar unas palabras?
…La melodía se hace progresivamente más intensa y visceral, no me resigno. Quiero gritar pero alguna fuerza me vence. No me doy por vencido. Ahora gritos. Se escucha una voz masculina. Gritos. La locura va haciéndose partícipe de este reino oscuro que me envuelve. ¿Qué hacer? Nada…la melodía es más intensa aun y las voces…de repente…Luz ! Caigo en la cuenta de que florece un gritito chillón de mi boca…veo un hombre que sonríe y me dice: “¡Bienvenido al mundo! “

Lúcida ceguera.

La gente lo mira al andar
Sin sorpresa ni desdén, sonríe
Como quien piensa en una travesura,
Despide el humo con la amargura de quien despista sin disfrazar.


Nadie lo ha visto ni lo ve
Aunque la gente lo mire,
El sabe que es uno más,
Otro caminante entre mil nombres
Esperando un milagro en el andén.


Habla sin hablar,
Bien sabe que dice;
Más ciego es el que ve sin mirar
Que ese que cruza la avenida y no lo elige,
Que de tan ciego sabe por dónde cruzar.


Se calla para escuchar
Si es que todavía hablan
Pero todos hablan sin hablar
Y a nadie le interesa preguntar.


Hablan sin hablar,
¿Quién sabe qué dice?;
Nadie lo ha visto ni lo ve,
Algunos ni saben que existe.

martes, 21 de julio de 2009

La isla-Parte VI-

Me hundo en este mar de palabras…Pero tu belleza me rescata del magnetismo de ese círculo existencial que reclama saberes a mis enajenadas sensaciones. ¿Ser o no ser? Tal vez el dilema se resuelva en la lejanía de otras latitudes. Tal vez en los archipiélagos que emergen con intermitencia en los mares de la nada… ¡Qué nos importa si todo lo que hemos dicho tampoco anida en esta isla! En el mejor de los casos, ¡nunca lo hemos dicho a pesar de decirlo de mil maneras! Ni las sombras nos han encontrado…
Realmente estamos tan solos y agotados que no poseemos siquiera vergüenza suficiente para dejar de mirarnos. Tan solos…que no deseamos hablar para sabernos diferentes. Es una ilusión tan frágil y a la vez tan perfecta que solo es posible acariciar con la risa que imaginamos…
Las estrellas se hacen cenizas en el mar, el cielo se va pintando por obra de tus silencios. Presiento que descubrías algo verdadero en lo que te contaba sobre lo que nunca vas a ver tras tu espalda. Sonreís como una suerte de disculpa por no haberme creído antes pero no me lo decís…

-¿Estaremos soñando?- preguntás tímidamente como no queriendo alborotar a los enemigos del silencio.
-¿Vos creés? ¿O será que la locura nos desterró a esta remota sucursal del edén?...-

Carcajeamos por doquier… ¿Estaremos realmente aquí?, ¿o es que perdimos hasta la última pizca de conciencia en esta odisea donde nos arrastró la aventura? Tal vez a estas alturas ya habremos despertado o ni siquiera estemos en algún lugar…
Nos hundimos en este mar de palabras…en esta carta que espera ser leída y que se resigna al destino de las aguas. Nos hundimos en esta carta que naufraga en los enigmas del mar, adentro de una botella.
Si alguien por destino o azar la llegase a encontrar, sepa que ésta es nuestra historia; la historia de dos adolescentes que se extraviaron en los incontrolables mares del amor. Todo comenzó de esta manera:

“Mi voz es más veloz que mis pies…”

La isla-Parte V-

Mi voz es más veloz que mis pies…

-Ya no recuerdo que dije.-te digo.
-No decías nada…dormías. Yo también.-contestás con una sonrisa ensoñada.
-Se me acaba de ocurrir algo…no preguntes.-

Salimos sin decirnos una palabra. Es todavía la tarde y nuestras sombras caminan por delante. No nos detenemos aun sin hacer ese acto tan heroico de seguir andando. Sin duda, nos movemos pero nuestra voz, nuestro enigma se nos anticipa…
Ese mar sigue allí, minúsculo y lúdico como lo recordábamos. Lejano e inalcanzable como esos tiempos en que los juguetes se vuelven tesoros olvidados…
Ya no hablás, ya no pensás en volver por donde vinimos quizá porque estamos perdidos desde que partimos. Yo tampoco pienso en volver porque no sabría bien que decir.
Estoy convencido de que nuestro mundo no está sostenido por fantasías y…solo resta cruzar ese mar para conquistar las llaves de la certeza.
Tantas sensaciones se alborotan en mi cuerpo que hasta puedo enaltecer a mi voluntad los compases de tu reloj interior. Tanto sudor esclaviza mi sed que la vergüenza desertó por miedo a naufragar:

-¡Corramos hacia el mar! ¿Quién nos ha dicho que debemos esperar?-exclamo.

Corremos por la arena y nuestros cuerpos se deshacen de las sombras. Cuando nuestra conciencia se empapó hacía demasiado tiempo que estábamos nadando.
Nadamos sin cesar. Flotamos sin pensar…todo huye de nosotros, hasta el mismo mar, ¡todo!

-No pares-me decís agitada.
-No paro, no pararemos nunca.-

Nadamos y…nadamos más de lo que creímos alguna vez. Las gaviotas se adueñan de los vientos y los vientos de mis palabras:

-¡Allí está!...La isla…la isla. No pares. Todo lo que hemos dicho espera ahí.-
-¡Es maravilloso! ¿Estaremos soñando?-

Al llegar a la orilla, nos tumbamos sobre la arena como buscando ese aliento desconocido. No nos decimos nada, solo respiramos. Quizá para reír…quizá para llorar. Eso no nos preocupa. Ya anclamos en nuestra isla…
Me hundo en este mar de palabras…

La isla-Parte IV-

Me hundo en este mar de palabras…A pesar de caer lentamente entre las historias de este cielo semántico sigo cautivado por una melodía que escucho muy a lo lejos. Siento haber transgredido los muros del tiempo sin siquiera haber saltado por entre sus segundos. Si alguien me diría que olvidé mi corazón antes de comenzar a hundirme le creería. ¿Serán calmos tambores aquellos que resuenan todavía más lejos que la melodía cautivante o es esa parte de mí que espera ser reconquistada?
No anhelo más que terminar por hundirme hasta el fondo. Ahogado no voy a morir. ¿Ahogado por palabras? Ni los locos son tan ingenuos como para escoger el suicidio de sus penas en un lugar tan inofensivo. Digamos que nadie lo haría, nadie que pueda elegir. Si los silencios hablaran no podrían hablar de algo como el suicidio pues si volvieran a callar terminarían por reencontrar su esencia…
Alrededor mío es todo palabras. Adoptando variadas formas, dan vueltas entre mis pies. No puedo más que maravillarme por las tonalidades de color que negocian unas con otras. De pronto caigo en la cuenta que voy hundiéndome en un túnel colorido formado por dos semicírculos, dos arco iris uniéndose confusamente como dejando una pequeña brecha a lo desconocido, a lo innombrable. La unión entre los semicírculos no es azarosa sino que se nutre de la oposición entre las palabras.
Me mantengo en un estado que se podría llamar hipnótico contemplando la belleza, la majestuosidad de esos anillos contradictorios que parecen no amenazar jamás la continuidad del túnel. Sin embargo, me descuido por un momento mirando hacia arriba uno de los pares de anillos y al volverme hacia la profundidad descubro el ocaso de este carnaval de colores. El último anillo anuda la más sublime contradicción: “¿ser o no ser?”…
Una fuerza en extremo inefable me suspende y deja gravitando todo mi cuerpo entre ese “ser o no ser”.
Una corriente de silencios me arrastra más allá de esa contradicción pero todo el magnetismo del dilema me atrae sin piedad y me arrastra ferozmente por el túnel elevándome a la superficie, al sonido tribal que ahora escucho palpitando en mi interior.
Mi voz es más veloz que mis pies…

La isla-Parte III-

Mi voz es más veloz que mis pies…Te hablo de un universo imaginario que reinvento a cada momento y mi mente lo escupe al vacío del olvido. Bailamos sobre el piso parquet de mi habitación. Una tarde porteña y taciturna se resigna a su propio ocaso…
Te hablo de mil cosas que escapan a los filos de la razón, te hablo de vos, te hablo del sol, de esa estrella que jugando a las escondidas alrededor de tu cuerpo convierte el día en noche y las primaveras en estíos. Y continuamos bailando y riendo del sinsentido que acecha la agudeza de nuestra felicidad.
Nos distraemos escuchando “Going to California” y, sin darnos cuenta, nuestras sonrisas inspiran libertad. Me empezás a contar de tus miedos y, sin parar de reír, encontrás una solución diferente a cada paso en tus palabras. Pero…tu voz es más veloz que tus pies. Te das cuenta de eso y me decís:

-¿No debería caminar primero hacia ese lugar donde llega mi voz y recién después empezar a hablar para escucharme?-
-¿Y dónde queda eso?-
-No se…fue una pregunta.-
-Tampoco sé…pero tengo dos oídos para prestarte. ¿Serás ellos tu isla?-

Me mirás sin sorpresa. Pareciera que ya habías imaginado tal solución a semejante pregunta. Pero no es así y seguidamente me decís:

-¿De qué estábamos hablando?-

No respondo y un segundo después los dos tenemos la certeza de que este momento estaba destinado a la carcajada. No sé porqué sigue sonando “Going to California” y menos como es que terminamos hablando de matemáticas…
¿Realmente no seremos una x flotando entre paréntesis en este bosque de funciones lineales?, ¿acaso esa x no sea sino nuestros pies errantes ávidos por deambular por esa isla donde siempre se van a escuchar nuestras palabras?...
Te vuelvo a hablar de vos, del sol, de esa estrella caprichosa que ahora se oculta por detrás de ti. No me creés lo que digo y buscás como creyendo encontrar alguna evidencia sobre mis teorías tras tu espalda. Nunca vas a encontrar nada. Solo yo puedo ver el amanecer y el ocaso donde tus ojos no pueden ver.
Me hundo en este mar de palabras…

La isla-Parte II-

Me hundo en este mar de palabras…

-¡Te extrañe Jazmín!- exclamo inconcientemente mientras pienso en volver más veloces mis pies que mi voz.
-Y yo a vos.- responde mientras extiende su mano izquierda.

Nos tomamos de la mano. Quietos a mitad de camino, echamos un vistazo allí donde los sauces se asemejan más a pequeños juguetes que a espléndidos árboles al costado del sendero.

-¿Vamos al mar?- me pregunta.
-Como quieras…- respondo titubeando.

Nuestras voces son más veloces que nuestros pies. Sin notarlo, convertimos el juego en realidad…¿o es que jugamos al amor en esta realidad que amparar los árboles?...
No dejamos de hablar y…en verdad no hablamos de algo en particular. Nos aventuramos en esa peculiar cualidad que poseen las palabras de bordear lo inexplicable. Ese borde es nuestro refugio, nuestra libertad. Jugamos a ser equilibristas en el borde de ese volcán que se llama Amor.
Llegamos a la costa. Jazmín se detiene.

-¿Por qué me amas?- me pregunta.
-No lo se… no puedo explicártelo.-
-Mejor dejemos hablar a este mar por nosotros.-

Jazmín se zambulle y yo detrás de ella. Nadamos y nadamos pero es en vano. Ya nos perdimos. Ya no estamos donde creíamos escuchar las palabras.
Mi voz es más veloz que mis pies…

La isla-Parte I-

Mi voz es más veloz que mis pies…Ya no recuerdo que dije. Todo se ha escapado por el sendero que esconde esta arboleda. Solo ha quedado en pie y haciendo frente al piar de los pájaros mi frágil mutismo. En tiempos donde nadie se atrevería a arriesgar ni lo más miserable de su existencia en pos de defender un ideal, mi sombra va por delante y emula con conformismo esos ademanes inconcientes que se rebelan sin cesar a los tentáculos de mi voluntad.
Quizá mi deuda sea con el sol, a él le debo esas oscuras lealtades de las que les hablo, y no al soldado mismo. Es cierto que en las guerras existenciales que se desatan en las ciénagas del alma son imprescindibles esos mustios e incansables servidores. Las sombras…
El día les trae su sabiduría, la noche sus enigmas, ¿y yo?, ¿es que tendría que marcharme, tal vez naufragar en un mar de fantasía y caminar al fin por la arena de una isla deshabitada para hacerlas reinar allí donde nadie más que yo pudiera ser?...
Por cierto, mientras pienso todo esto, camino por el mismo sendero donde corrieron una vez mis palabras. Miles y miles de sauces son testigos de mis huellas y de mis soledades también.
Allí donde la arena aun no conoce mis pies y ya no hay testigos, se dibuja un inmenso mar cuyo magnetismo sojuzga la esencia de mi sombra. ¿Qué es lo que ocurre?...
Esa oscura forma empieza a correr y yo detrás de ella. ¿Acaso sabrá donde fueron a parar mis palabras?, ¿o es presa del hartazgo que le causan mis indecisiones y pretende huir adonde ya no la encuentre?...
Mi sombra se zambulle y yo detrás de ella. Nado y nado pero es en vano, ya se fue muy lejos…
Me hundo en este mar de palabras…

lunes, 20 de julio de 2009

Aforismo

“El excluido es ese cable que enchufado a la maquina del sistema produce una energia que no genera un bien convencional…”

Utopías.

Las palabras caminan, algunos las entienden…otros no. Es otoño en el papel. Hay quienes se atreven a mirar esas hojas secas con forma de coma…hay quienes se alzan por encima de las letras y encuentran puntos con formas estrelladas. Hay otros que se enamoran de las vocales, hay quienes se aferran a la rusticidad de las consonantes.
Es otoño en el papel, algunos se preocupan…otras ya perdieron el tiempo culpándose. Hay quienes se divierten imaginando que cada hoja es un tesoro…hay quienes se aburren sin poder sentir la sabiduría del árbol de las palabras. Hay otros que creen estar en libertad, hay quienes solo lo imaginan.
Las palabras no descansan, algunos las comprenden…otros no. Es primavera en el papel. Hay vida en algunas historias, hay muertes en algunos cuentos. Hay historias que se inmortalizan…hay vidas que se pierden en el olvido. Hay sueños que parecen reales, hay realidades en cada sueño.
Es primavera y el silencio sabe esconderse entre los colores. Hay quienes lo encuentran en el naufragio de sus emociones…hay quienes se despiertan buscándolo. Hay otros que se enamoran del amor, hay quienes de enamoran del dolor y no lo saben…
Las palabras engañan, algunos las cuestionan…otros no. Es verano en el papel. Hay odios que aman, hay amores que odian. Hay vida en el cielo y mucha más en el infierno. Hay gente que ríe, hay gente que no sabe que hacer. Hay amor en la esquina y mucho más en el burdel.
Es verano y… ¿quién sabe si lloverá? Hay gente que habla del tiempo, hay otra que cuenta lo rápido que es. Hay quienes buscan amor en el ascensor, hay quienes lo encuentran a la vuelta de la vida.
Hay quienes aman de verdad, hay quienes odian de mentira…
Las palabras se repiten, algunos las inventan…otros las olvidan. Es invierno y…nadie sabe si lloverá. Hay gente que muere por los otros, hay gente que vive en soledad. Hay ojos que miran, hay otros que dejaron de mirar. Hay manos que tocan y muchas más que no se cansan de acariciar.
Es invierno en el papel y…sin querer llovió. Hay gente que fuma por aburrimiento, hay otros que lo hacen por diversión…hay adicción en algunos labios, hay dios en el error. Hay cosas que se esperan y no llegan, hay muchas que no y llegan sin razón…las utopías.


13/7/09